Salud pública

¿Cómo promover la salud sexual desde la farmacia comunitaria?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Salud Sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social con relación a la sexualidad”, a lo que añade que “la salud sexual necesita un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener experiencias placenteras y seguras, libre de coacción, discriminación y violencia”.A pesar de la importancia que tiene la salud sexual en la calidad de vida del individuo, muchas veces no se le da la importancia que se merece. Esta es una de las razones que ha llevado al Consejo General de Colegios Oficial de Farmacéuticos a publicar en su página web (www.portalfarma.com) un extenso informe técnico actualizado -Salud sexual. Punto farmacológico Nº 131- donde recoge las infecciones de transmisión sexual más prevalentes, así como su prevención y tratamiento. Es una forma de unirse a esta campaña europea que complementa las diversas acciones realizadas por los farmacéuticos españoles sobre este tema.

¿Qué son las ETS?

Las ETS son las enfermedades de transmisión sexual y se refieren a aquellas patologías cuya vía de transmisión más relevante es el contacto sexual sin protección (mediante sexo vaginal, anal u oral), aunque hay otras vías como la parenteral (las transfusiones de sangre o agujas compartidas) o vertical  (de madre a hijo durante el embarazo o el parto, pudiendo llegar a producir la muerte del recién nacido).

En muchos casos, la sintomatología es similar (fiebre o erupción cutánea en genitales, tronco, manos o pies), aunque mayoritariamente, y sobre todo en las primeras etapas, son asintomáticas o los síntomas son leves, lo que dificulta su diagnóstico. Además, no sólo producen alteraciones a nivel genital sino también a nivel extragenital. Según su etiología, las ETS pueden producirse por más de 30 bacterias (sífilis, gonorrea y clamidiasis), virus (herpes genital, papiloma humano, hepatitis B y VIH) y parásitos (tricomoniasis). De estas infecciones, 8 son las más prevalentes: cuatro actualmente curables (la sífilis, la gonorrea, la clamidiasis y la tricomoniasis) y cuatro incurables  con tratamientos que atenúan o modifican los síntomas o la propia enfermedad (hepatitis B1, virus del herpes simple, VIH y virus del papiloma humano).

La incidencia de estas infecciones disminuyó en décadas anteriores cuando apareció la epidemia del VIH y existía miedo a contraer la enfermedad. Sin embargo, gracias a los tratamientos antirretrovirales, este respeto desapareció y en las últimas dos décadas se han incrementado los casos de ETS, figurando entre las cinco principales categorías de patologías por las que los adultos buscan atención médica. Esta tendencia también se ha registrado en España, aumentando desde el año 2000. Según los datos del último Informe de Vigilancia Epidemiológica de Infecciones de Transmisión Sexual 1995-2015, publicado en 2017, es en el segmento de edad de 15 a 19 años donde existe una mayor incidencia debido a la falta de educación sexual y la relajación ante la misma, las prácticas sexuales de riesgo (con múltiples parejas) y la banalización de sexualidad, el escaso uso del preservativo y la falta de políticas de prevención.

¿Cuál es el papel del farmacéutico?

El farmacéutico puede colaborar en materia de salud sexual desde la farmacia comunitaria para evitar estos problemas. Desde el punto de vista de la educación sanitaria, ofreciendo información veraz, científica y rigurosa sobre un tema en que se dan con demasiada frecuencia informaciones falsas o deformadas con respecto a prácticas sexuales, medicamentos o dispositivos que se presentan como soluciones casi mágicas para problemas de salud que requieren atención médica. En este sentido, el farmacéutico tiene la gran baza del alto nivel de confianza y cercanía que tiene con respecto a la población.

También puede contribuir a difundir la necesidad de utilizar el preservativo como la barrera más eficaz para evitar una ETS en cualquier tipo de contacto sexual, así como la técnica para su correcto uso. La vacunación sería otra de las herramientas más eficaces, ya que aunque sólo están disponibles para el virus de la hepatitis B (VHB) y para el del papiloma humano (VPH), son dos de las enfermedades que pueden derivar en complicaciones más graves de tipo canceroso. Por otro lado, también se realizan otra serie de acciones que contribuyen a la salud de la población. En este sentido, la detección precoz de las ETS es uno de sus puntos fundamentales.

Por un lado, el farmacéutico puede detectar síntomas que alertan de una infección de transmisión sexual o identificar cuadros patológicos a los que incluso los propios pacientes no les dan excesiva importancia. Algunas de las señales podrían ser:

  • la aparición de flujo vaginal anormal con o sin olor desagradable en el caso de las mujeres o secreción por la uretra en el de los hombres;
  • ampollas, llagas, verrugas, ronchas o ampollas cerca de los órganos sexuales, del ano o de la boca; dolor pélvico o de los órganos sexuales;
  • escozor o picor en el área genital;
  • ardor y dolor al orinar (disuria) o al defecar;
  • dispareunia (coito doloroso);
  • sangrado vaginal fuera de la menstruación o tras la relación sexual o sangrado excesivo durante la regla o amenorrea.   

El farmacéutico debe prestar especial atención a personas que se encuadren en los grupos de riesgo, como consumidores de drogas inyectables, trabajadores sexuales, hombres homosexuales y adolescentes con prácticas de riesgo. Actualmente, cobra importancia la inmigración, ya que el tener diferentes parejas sexuales de diversas procedencias multiplica las posibilidades de que repunten ciertas enfermedades. También se ha identificado como factor de riesgo de ETS el consumo de medicamentos frente a la disfunción eréctil –sildenafilo y relacionados.

La búsqueda de una detección precoz desde la farmacia comunitaria no sólo debe incluir la participación en campañas de prevención y el fomento de las pruebas de detección de ETS, sino que debe ofrecer asesoramiento específico antes y después. En algunas comunidades autónomas los colegios han participado en campañas de realización de test rápidos de detección de VIH y sífilis en la oficina de farmacia que se han traducido en más de 44.000 pruebas en Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Cataluña y País Vasco. Esta última comunidad fue pionera en esta práctica, arrancando en 2009, y ha logrado identificar 222 casos positivos en sus primeros ocho años de vigencia.

Desde su puesta en marcha la mayoría de las personas que han solicitado el test son hombres (74%) con una edad media de 37,1 años. Las mujeres representan el 25,8% de las personas solicitantes y su edad media es de 33,6 años.  La elección de la farmacia como lugar de realización de la prueba se debe, en primer lugar, a la rapidez con la que se obtiene el resultado, y en segundo lugar, a su accesibilidad. En tercer lugar se señala que es de carácter anónimo. El coste para el usuario es de 5 euros y el resultado se obtiene en un máximo de 20 minutos. Durante este tiempo el farmacéutico le informa sobre las prácticas de riesgo que se deben evitar, incidiendo fundamentalmente en los consejos para prevenir la difusión del virus y otras infecciones de trasmisión sexual.

El uso racional de antibióticos

Muchas de estas enfermedades –todas las de etiología bacteriana y la tricomoniasis vaginal– se tratan con antibióticos, en la mayoría de los casos con pautas de una única dosis o de corta duración. Es indispensable  formar a los pacientes con respecto a su uso y dispensación. Por un lado, nunca debe de apoyarse el autodiagnóstico desde la farmacia, es imprescindible acudir al médico, por lo que no deben dispensarse estos medicamentos sin receta, ya que su uso incontrolado tiene consecuencias negativas para el paciente y el resto de la comunidad al crear resistencias.

También se debe informar que los antibióticos son útiles para las infecciones provocadas por bacterias, por lo que en el caso de los virus su uso está completamente desaconsejado. En general, se debe informar del objetivo y mecanismo de acción del medicamento, cómo conservarlo, cuándo administrarlo,  posibles reacciones adversas e interacciones con otros fármacos. Ya sea un tratamiento con antibióticos o antivirales, es fundamental promover la adherencia y el cumplimiento terapéuticos. En el caso de los antivirales, la adherencia a las pautas marcadas es crítica en el éxito terapéutico.